DCU
HISTORIA DCU
DEMOCRACIA CRISTIANA EN EL MUNDO
Nilver Torres y Américo Sulbarán, dirigentes estudiantiles de la Democracia Cristina Universitaria recuerdan los hechos del día del Estudiante.
El 21 de noviembre de 1957 los jóvenes que irrumpieron en el Congreso de Cardiología de la Universidad Central de Venezuela, lo hicieron a todo riesgo para denunciar a una dictadura que no permitía publicaciones en los diarios, debates en el Congreso y mucho, muchísimo menos, Comisión de Derechos Humanos.
Estos jóvenes del 21 de noviembre despertaron el espíritu de lucha que parecía dormido, pero que estaba próxima a dar las grandes sorpresas el 23 de enero de 1958. Este movimiento liderado por estudiantes de secundaria y de las universidades públicas y universidades privadas como la Católica Andrés Bello fue liderada por jóvenes como Hilarión Cardozo uno de los líderes de la DCU en ese momento y por otros demócratas como: Antonio José «Caraquita» Urbina, Chela Vargas, Ramón Espinoza, Alejandro Arratia, Héctor Rodríguez Bauza, Leticia Bruzual, Enver Cordido, Julio Escalona, Emilio Santana, entre otros.
En ese momento oscuro de la Venezuela dictatorial, los dirigentes estudiantiles fueron detenidos unos y perseguidos otros pero su arrojo prendió la chispa de lo que en menos de tres meses sería el gran movimiento cívico militar llamado el 23 de enero de 1958.
La Democracia Cristiana Universitaria, cónsona con su historia reitera una vez más su lucha por los derechos humanos y la defensa de las libertades civiles en busca del progreso, la unidad y el bienestar de todos los venezolanos. Hoy hacemos el mismo llamado a los jóvenes y todos los estudiantes a rememorar y tomar el compromiso histórico que nuestros dirigentes fundadores de la DCU tuvieron en esa fecha histórica.
¿DE DONDE PROVIENE LA IDEOLOGÍA Y LA DOCTRINA?
Democracia Cristiana: Es una ideología política que busca aplicar los principios del cristianismo a las políticas públicas. Esta ideología surgió en el siglo XIX en Europa, y continúa teniendo una fuerte influencia en Europa y Latinoamérica.
En la práctica política, la Democracia Cristiana es considerada de derecha en asuntos sociales, morales y culturales. La Democracia Cristiana no tiene su origen en el socialismo ni relación alguna con la Internacional, sino en la Doctrina social de la Iglesia. Aunque en muchas ocasiones la democracia cristiana ha aceptado el liberalismo, y comparte la idea de la reducción de impuestos con la intervención estatal, con el fin de acabar con la injusticia social; en general los principios que han regido su matriz se derivan de la idea del Estado del bienestar. Por esa razón es frecuente encontrar partidos democristianos en la centro-derecha. La Democracia Cristiana suele sobresalir por su marcado conservadurismo lo que la distingue del progresismo; y su notoria inclinación estatista lo que también la separa del liberalismo económico.
Para la Iglesia católica, la Democracia Cristiana ha existido desde los fines del siglo XIX, cuando el Papa León XIII escribió la encíclica Rerum novarum, una respuesta al socialismo y a los nuevos sindicatos en la cual el Vaticano reconoció las privaciones del trabajador y se dispuso a aliviarlas.
La Iglesia católica aclaró su posición al respecto en la Quadragesimo Anno, una encíclica hecho por el Papa Pío XI en1931. Aunque hay muchas formas de democracia cristiana, generalmente están de acuerdo en ciertas materias. Su idea del Estado no corresponde a la de los liberales: debe ser descentralizado y estar compuesto de varios conjuntos, pero debe tener una capacidad indiscutible. Los demócratas cristianos creen que la sociedad debe ser responsable de la economía, pero no discuten los principios del capitalismo, creen que debe haber un capitalismo con rostro humano, lo que lo diferencia de la socialdemocracia. La democracia cristiana se parece más al socialismo cristiano en que cree que el deber del Estado es cuidar de sus ciudadanos.
Los democristianos generalmente siguen la posición del Vaticano en temas morales. Sin embargo, la mayoría de ellos ha aceptado el divorcio y el gobierno secular.
Los partidos democristianos suelen decir que son de "inspiración cristiana", en buena parte por influencia maritainiana. Incluso al calificar de cristiana la democracia parece subrayarse esta idea. Dentro de las filas del propio social-cristianismo la cuestión del nombre ya ha sido muy debatida. Y de hecho algunos de estos grupos políticos han desechado la etiqueta por cuanto compromete y responsabiliza a los miembros en esta cuestión.
La democracia cristiana ha sido más prominente en Italia, Alemania, Países Bajos y América Latina, destacándose Chile, Venezuela y República Dominicana. El primero ha tenido tres presidentes democristianos: Eduardo Frei Montalva (1964-1970), Patricio Aylwin (1990-1994) y Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000); el segundo dos: Rafael Caldera y Luis Herrera Campins; y en República Dominicana Joaquín Balaguer por varios periodos.
En América Central después de años de dictaduras y gobiernos autoritarios algunos de los primeros presidentes civiles electos fueron demócrata cristianos: José Napoleón Duarte (El Salvador, 1984-1989), Marco Vinicio Cerezo Arévalo (Guatemala, 1986-1990). En Costa Rica, han sido electos presidentes por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994), Miguel Ángel Rodríguez Echeverría (1998-2002) y Abel Pacheco de la Espriella (2002-2006).
En México y Paraguay países donde un solo partido político fue hegemónico por décadas; el PRI por 70 años en el primero y el Partido Colorado por sesenta en el segundo, fueron partidos demócrata cristianos los primeros en romper con esa larga hegemonía; en México con el triunfo de Vicente Fox proveniente del Partido Acción Nacional y en Paraguay con la victoria de Fernando Lugo del Partido Demócrata Cristiano en coalición con otros partidos políticos. El PAN además dio otro presidente posterior a México; Felipe Calderón.
El cristianismo, históricamente, había tenido una intervención directa en lo político, con distintos planteamientos desde el debate que arranca con San Agustín. Sin embargo, ante la nueva sociedad que surge de las revoluciones industriales, no había realizado un planteamiento específico.
Fue a finales del siglo XIX cuando surgieron en el norte de Francia, y en zonas de Bélgica y Holanda los primeros grupos que se autodenominaron demócrata cristianos. Esta fórmula de sindicalismo confesional representó un choque con el catolicismo tradicional, lo que obligó a la intervención del Vaticano. El Papa, León XIII, con la encíclica Graves de Communi rechazó el sindicalismo que implicaba la lucha de clases.
A principios del siglo XX, en Italia, el político católico Sturzo fundó el Partido Popular Italiano, una formación que se definía como democristiana. El Vaticano, que seguía tutelando la participación de los católicos en la vida pública, estableció como límite los pactos o acuerdos con los partidos considerados ateos.
La democracia cristiana siguió creciendo, no sólo en Europa Occidental, sino también en países de América latina, como Chile. Tras la Segunda Guerra Mundial, y concretamente en la década de los 60, tras el Concilio Vaticano II, el Vaticano dejó de tutelar directamente a la democracia cristiana, que basa sus actuaciones alrededor del humanismo cristiano.
Las bases doctrinales de la democracia cristiana las podemos encontrar en la obra de Tomás de Aquino, quien establecía los tres planos del mundo. En el vértice superior, está la ley eterna, o ley divina. De este derecho divino deriva la ley natural, que es el conjunto de normas éticas aprehendidas racionalmente por el hombre. En un tercer plano se sitúa la ley humana, que es el conjunto de normas para la organización de la sociedad. Estos tres planos, según Tomás de Aquino deben estar en armonía y no debe haber contradicciones entre ellos, para que se genere lo que llamó como civitas.
Este planteamiento, para el tiempo presente, se actualiza con la doctrina social de la Iglesia, que se construye sobre todo con las encíclicas de León XIII. En la Libertas Praestantissimum defiende la libertad del hombre pero rechaza al liberalismo porque éste no asume la autoridad divina. La más importante para la doctrina social de la iglesia es la Rerum novarum (1891), en la que se reconoce la situación de miseria en la que vivían muchos trabajadores como resultado del afán de enriquecimiento que produce el liberalismo capitalista. Pero la alternativa no podía ser el socialismo por dos motivos: porque era ateo y porque era colectivista, y atentaba por tanto a la propiedad privada que se consideraba esencial para el mantenimiento con dignidad de la familia.
La solución que propone es una alternativa pactista, que parte de la idea de que tanto empresarios como trabajadores, son todos hijos de Yahvé, y por lo tanto deben ceder en sus aspiraciones para llegar a un acuerdo entre ellos. Otro aporte innovador de la Rerum novarum es que anticipa la llegada del Estado del bienestar, cuando plantea la intervención del Estado para atenuar las situaciones de injusticia social e incidir en el reparto de la riqueza.
Otra innovación importante es la que encontramos en la encíclica de Pío XI, Quadragesimo Anno (1931). En esta encíclica se alientan las vías cooperativas en las empresas donde trabajadores y empresarios participan tanto en la gestión como en los beneficios.
En la segunda mitad del siglo XX, y coincidiendo con la progresiva emancipación de la tutela vaticana de la democracia cristiana, esta corriente ideológica ha ido consolidándose y extendiéndose. La Internacional Demócrata Cristiana (IDC), agrupa a un centenar de partidos, fundamentalmente europeos y latinoamericanos.
El más antiguo de España es el PNV (Partido Nacionalista Vasco), que es centenario, pero actualmente es un partido aconfesional y progresista en temas sociales, y la UDC (Unió Democràtica de Catalunya), que acaba de cumplir 75 años. En el año 1990, la antigua Alianza Popular (AP), en su refundación, con el nuevo nombre de Partido Popular, abandonó la adscripción conservadora para integrarse en el ámbito de la democracia cristiana. En el inicio del siglo XXI, esta internacional, y a iniciativa de los españoles, ha asumido una doble denominación, y también se llama Internacional Demócrata de Centro, para ampliar la presencia de partidos que tenían reparos hacia las denominaciones religiosas.
La democracia cristiana es actualmente una corriente que ha experimentado una evolución paralela a la que tuvo la socialdemocracia. Si ésta es interclasista, la democracia cristiana se dirige a un electorado no exclusivamente religioso.
DEMOCRACIA CRISTIANA EN VENEZUELA
Fundada originalmente en 24 de diciembre de 1947 por Luis Herrera Campins (futuro presidente de Venezuela), Rodolfo Cárdenas, Valmore Acevedo, Eduardo Tamayo y Rafael Alfonzo, como Juventud Revolucionaria Copeyana. Denominación esta última con la que desde entonces se ha conocido a esta sección del COPEI, y por la que incluso en la actualidad es reconocida en la actualidad por muchos medios de comunicación. Ha tenido presencia en los movimientos estudiantiles universitarios del país desde su fundación, principalmente en la Universidad Católica del Táchira (UCAT), Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Universidad del Zulia y la Universidad de los Andes, en la Universidad de Carabobo y en la Universidad Central de Venezuela. Aunque en ellas tiene presencia bajo el nombre de la DCU, que ha sido un movimiento de reafirmación de los valores humanistas-cristianos, afirmando el respeto a cada persona y la afirmación de la búsqueda de una sociedad democrática no excluyente, razón por la cual se ha enfrentado a las pretensiones hegemonicas de los gobernantes de turno.